Los estudios en la sierra de Atapuerca, en la provincia de Burgos, nos han dado a conocer que durante un tiempo llegaron a convivir dos especies de homínidos muy similares en un mismo sitio, con actividades idénticas y gustos parecidos que debían compartir entre sí. Estas dos especies eran el Homo antecessor, última especie común entre neandertales y sapiens, y el Homo heidelbergensis, un ancestro de los neandertales.
Estas dos especies convivieron en la época del Pleistoceno Inferior, en la era Cenozoica , pues el Homo antecessor data que vivió en Atapuerca hace 800 mil años, y el Homo heidelbergensis hace unos 500 mil años aproximadamente.
Gracias a todos los estudios arqueológicos y paleontológicos que a lo largo de los años se han realizado en la sierra de Atapuerca, nos han permitido conocer el contexto en el que se desarrollaron ambas especies, tanto el clima, como la fauna y la flora.
Las excavaciones están divididas en diez niveles que dividen diferentes periodos temporales, pero nosotros nos centraremos en los cuatro últimos niveles pertenecientes a la vida y convivencia de las especies estudiadas.
Las oscilaciones climáticas ocurridas durante el Pleistoceno provocaron cambios en el entorno natural, dando lugar a distintos ecosistemas que han podido ir siendo reconstruidos a partir del registro fósil hasta llegar a hacernos una idea bastante aproximada de los distintos paisajes que, a lo largo de este tiempo, se desarrollaron en la Sierra. En el caso de los vegetales, el registro fósil que se utiliza para el estudio es el polen que proporcionan la Gran Dolina y la Galería.
El nivel 6 se sitúa hace unos 800 mil años, y corresponde a una transición desde una etapa glaciar a un interglaciar. Así, su parte inferior presenta un porcentaje bajo de polen de robles y de encinas/quejigos mientras que abundan sabinas y enebros.
En el nivel 7 la proporción de polen de árboles es moderadamente alta, y predominan los robles y las encinas/quejigos, además aparecen mezcladas especies de clima mediterráneo, como el olivo y la vid silvestres, con otras de clima húmedo como las hayas.
En el nivel 8, hace unos 600 mil años, nos encontramos con un paisaje diferente, marcado por la importancia que adquieren las especies de clima templado y húmedo, como castaños, hayas y abedules.
Por último, en el nivel 10, hace unos 350 mil años, existe una elevada proporción de polen de árboles, pero dominada por los pinos, lo que nos lleva a interpretar que el clima era frío pero más seco que en los niveles inferiores.
En el caso de la fauna, en la sierra de Atapuerca se han encontrado restos fósiles de animales carnívoros y herbívoros.
Se observan leones, jaguares, tigres de dientes de sable, lobos o hienas que competirían con los homínidos para dar caza o carroñear los restos de animales herbívoros como grandes rinocerontes, bisontes, jabalíes, caballos, ciervos gigantes, gamos, mamuts, elefantes, o incluso hipopótamos.
Al igual que cambió el clima, también cambiarían los animales dependiendo de este, por lo que desaparecería algunas de las especies animales que no fueran capaces de sobrevivir a tales temperaturas y aparecerían otra nueva fauna glaciar como zorros árticos, renos, rinocerontes lanudos.
Y por último, no podemos olvidarnos del uno de los animales carnívoros más abundante e importante de la sierra de Atapuerca, el oso cavernario, que solía hibernar en cuevas al igual que los homínidos, de los cuales se encontraron huesos pertenecientes al oso cavernario y al Homo Heidelbergensis en la Sima de los Huesos.
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